Una vez me hice un amigo chocante.
No cruzamos mirada ni palabra alguna.
Él se lavaba sus pies en una aristocrática fuente, mientras
yo vestía mis oídos con música electrónica(que dicen que es)
muy muy muy cheta.
En cuestión de instantes, se fué.
Proseguí unos minutos sentado en una especie de afín complicidad hacia el fugitivo satisfecho.

Hoy sigo recordando a mi camarada y me pregunto:
Habrá obtenido ese propósito de contaminar con su pureza
aquella agua tan regia?
Estoy seguro de que ése era su verdadero propósito y no
desprenderse de la incondicional mugre, compañera de piel y caminos varios.
Ojalá haya podido y sinó
Fuerza compadre para intentarlo nuevamente!

V. Rodrígues

3 comentarios:

Fran dijo...

que lindo vestirse de cheto

Anónimo dijo...

2 elefantes se columpiaban sobre la tela de una araaaaañaaaaaa
coomo veian que resistien
fueron a llamar a los de telefonica porque les habia cortado la linea....


www!

Anónimo dijo...

TE VOY A EXTRAÑAR!